sábado, 20 de abril de 2013

Día a día sobreviviendo sin recursos.


Los datos: 4.980.778 de parados; 1,7 millones de familias sin trabajo; 600.000 hogares sin ningún tipo de ingreso. Los hechos: miles de padres y madres, maridos y mujeres, niños e niñas  conviviendo cotidianamente, en la España de 2013, con la pobreza.
Entre ellos Carmen y su familia. Carmen (el nombre es ficticio) tiene 40 años, vive en un pueblo de Salamanca y es madre de 2 hijos. Desde hace un año, ella y su pareja, de 43 años, sólo cuentan con los 300 euros que ella gana trabajando como mujer de limpieza en una casa particular. El suyo es un trabajo inestable y puede quedarse sin él de un momento para otro. Hasta el mes de agosto del año pasado la vida de Carmen y su familia era totalmente ‘normalizada’: vivían bien, incluso pudieron permitirse comprar un piso y pedir una hipoteca para una huerta. Hoy es una lucha diaria para la supervivencia.
P – Carmen, ¿cuándo empezó la crisis en tu hogar?
R – Desde el mes de agosto del año pasado. Mi marido es autónomo de la costrucción. Pero desde casi un año no le sale trabajo. Y aunque este mes le ha surgido algo, ya contamos que para el mes que viene seguiremos en la misma situación.
Estáis viviendo con 300 euros al mes. ¿Cómo lo lleváis?
Muy mal. La verdad es que no tenemos para comer. Los pocos ingresos son para los pagos corrientes, recibos e hipoteca.
¿Estáis recibiendo algún tipo de prestación económica?
No, porque no cumplimos con los requisitos exigidos.
¿Y entonces cómo conseguís seguir adelante?
Con la ayuda de la gente: la familia, principalmente, y los amigos que pueden ayudarnos.
Entre hipoteca, facturas de luz y gas, y las contribuciones, no nos queda nada. Comemos porque la gente nos hace la compra y nos da algún dinero para pagar los gastos y las factura que, por cierto, muchas veces no podemos pagar a tiempo.
O sea, estáis viviendo con la ayuda de la gente
Si no fuera así, sería imposible sobrevivir. Enero, por ejemplo, fue un mes horroroso. Todo el dinero se fue para pagar las facturas, y si no hubiera sido para la familia y los amigos, no haríamos tenido para comer.
¿Cómo es tu día a día?
Sin duda alguna, muy distinto a lo de antes. La primera preocupación es encontrar el dinero para pagar la hipoteca y las facturas para no quedarnos sin lo básico: luz, agua o calefacción.
Desde cuando vivimos en esta situación es habitual para mí tener que llamar a la compañías de suministro para pedir prorrogas en los pagos. Y también ir al banco para pedir que nos den tiempo para pagar la hipoteca.
Ahorramos en todo: nada de coche; calefacción lo justito; comida, lo que hay. De comprar ropa, ni hablar.  Antes ponía la lavadora todos los días, ahora la pongo dos veces a la semana, y sólo si hace falta. En casa, cuando los niños no están, nos abrigamos bien y apagamos la calefacción. Nos bañamos de dos en dos para ahorrar agua. Pasamos las noches en la misma habitación para tener que poner una sola bombilla. Compramos desodorantes unisex para que valga para todos. Y de caprichos, por supuesto, ya nada. Por ejemplo, el único par de deportivas que tengo me las ha dado una prima mía. Si se me rompen, no tengo más remedio que ponerme botas. O sea, ya llevo más de un año sin poderme comprarme ropa, y ¡vaya, qué si me gustaba!
¿También han cambiado vuestros hábitos en la comida?
¡Upf! Ya no recuerdo la última vez que comimos pescado. Comemos el cerdo de la matanza de mis padres y pollo, porque siempre está en oferta.Y la verdura, porque es lo más barato que hay. Por supuesto, procuramos que a los niños no les falte de nada. Quiero decir: si hay dos patatas, son para ellos, claro. Al pequeño procuro que no le falte nunca su leche y cacao, pero al mayor le pido un poco más de paciencia en la mesa, y que se conforme con lo que hay.
Háblanos de tus hijos: ¿cómo viven este momento?
El mayor tiene 14 años, y el pequeño 4. Este año no he podido hacerles los regalos de los Reyes, y para una madre éso es horrible. Pero lo han entendido. Ropa, de momento, por supuesto, no se la puedo comprar. Si cuento que en Carnavales me vi en apuros por tener que compar una tela para el disfraz del pequeño en el cole, pues, ya lo digo todo.
Y ¿lo conseguiste?
Me pensaba que eran 6 euros, pero afortunadamente sólo hicieron falta 3. Y sí, lo conseguí.
¿ Cuales son hoy vuestras preocupaciones y prioridades?
La prioridad es que mis hijos tengan un techo y tengan comida. La preocupación es que la situación no vaya a cambiar.
¿Entonces, tienes pocas esperanzas en el futuro?
No veo síntomas de recuperación ni tampoco de mejorías. Este mes mi pareja yiene algo de trabajo, pero para el mes que viene ya no tendrá nada. No, la verdad es que no tengo muchas esperanzas.
Carmen, gracias por contarnos tu experiencia.
Gracias a todas las personas que nos están ayudando. Son mis ángeles de la guarda.

Familias que apenas tienen recursos, como la de Carmen, hoy en España, y en Castilla y León, hay muchísimas. Unas encuentran apoyo en familiares y amigos, otras en organizaciones de voluntariado.
Ana Díez, trabajadora social de la Cáritas diocesana de Salamanca, explica como casos como el de  Carmen hoy en día representan la mayoría entre aquellos que trata diariamente. ‘Actualmente la mayoría de las personas que piden nuestra ayuda son españoles que hasta el comienzo de la crisis han tenido una vida normalizada. Entre ellos hay muchos autónomos que se han quedado sin negocio, y que no tienen derecho al paro ni a otro tipo de subvenciones, y que recurren a nosotros como última opción, o sea, cuando ya no hay más remedio, ni familias ni amigos que les pueda ayudar. Nos piden ayuda para pagar alquileres, hipotecas, recibos, comida, libros escolares. Pero, sobre todo – subraya Díez - lo que nos piden es un trabajo’.
Desde enero el número de salmantinos que ha acudido a Cáritas se ha incrementado un 40% respeto al último trimestre del año pasado. Ya son más de 4000 las personas atendidas este año, y más de 1400 las ayudas económica concedida.  El panorama es desolador.
   Visto en Diario de Salamanca