sábado, 19 de febrero de 2011

viernes, 18 de febrero de 2011

Cristo de Cabrera

La romería a la Hermita del Stmo. Cristo de Cabrera.
El 18 de Junio, todos los años, salen de Salamanca ya por el Camino del Cristo de Cabrera, que así acaban de bautizar a ese pequeño tramo de la ciudad que transcurre por la carretera de Vecinos y que es lugar de paseo para peatones y ciclistas. Ni en carros engalanados, ni en carrozas o a caballo caminan hacia su Cristo los romeros. Lo suelen hacer a pie. Así recorren los más de treinta kilómetros que les separan de la ermita que lo acoge.

Y muchos se guían por la luz de la luna, porque aprovechan la noche para ese viaje sentido que les lleva hacia la imagen que veneran. Desfilando por estrechos arcenes y sorprendiendo con su paso a los conductores que se encuentran a su paso. Llegan con la mañana para rendirle culto en este 18 de junio que es su día, el de la romería más tradicional de nuestra provincia. Luego son también miles de devotos los que invaden con sus coches esta finca ganadera de encinas que interrumpe su silencio para celebrar la fiesta grande del Cristo de Cabrera.A estos romeros les mueve su fe, que es lo que les empuja a besar los pies de este Crucificado y a la que se agarran porque les ayuda a vivir. O la tradición porque no desde hace años, sino desde hace siglos, arraigó esta costumbre. O puede que les mueva sólo el reto de hacer el camino, llegar a la meta y las ganas de disfrutar de una jornada campera y del espectáculo de cualquier romería.

La del Cristo de Cabrera, en otros tiempos pretexto de nombrados festejos taurinos se mantiene con esa devoción que aunque mermada, perdura y con el sabor de las almendras garrapiñadas o el sonido de la gaita y el tamboril que envuelven esta tradición centenaria.

Del Cristo cuenta la leyenda su apego a este trozo de tierra del que nunca quiso apartarse. Siempre unido a este paraje del Campo Charro, a este santuario convertido en lugar sagrado por sus connotaciones religiosas. En la época de la invasión francesa se intentó quemar y que ardiera sin lograrlo, durante la Guerra Civil también se quiso
trasladar, pero los bueyes que cargaban su peso se negaron a moverse. El mito, o el cuento que a este Cristo de Cabrera se atribuye, llega hasta el momento en que fue descubierto por unos labradores junto a una encina, incapaces de trasladarlo del lugar en que aparece.

Hoy siguen llegando peregrinos atraídos por el enigma y el misterio que rodean a la imagen. Un crucificado que varios autores como el catedrático de la Universidad de Salamanca Luis Rodríguez Miguel datan en el siglo XI, aunque comenzara a rendírsele culto varios siglos después.

A esta imagen de estilo románic
o, tallada sobre un tronco y policromada todavía muchos salmantinos se encomiendan cuando les toca sufrir.

Y para pedir o agradecer los deseos cumplidos siguen alimentando esta romería que antaño fue más multitudinaria y festiva pero que revive cada año. Empujada por una cofradía que celebra intensamente esta fiesta, como la del tercer día de mayo o romería chica. Calculan que unos 20.000 peregrinos cada año llegan hasta la ermita del Cristo de Cabrera, son salmantinos pero también devotos de otras provincias cercanas como Ávila, Zamora o Cáceres